sábado, marzo 26, 2005

10. A manera de epílogo

Dos cosas olvidé preguntarle al ex comandante aquella madrugada, y por mucho tiempo me dije a mí mismo que la próxima vez que lo viera lo haría: qué había sucedido con la foto que encontrara en el piso del hotel el día del asesinato, y qué relación tenía con el asunto la confusa nota que apareció en el espejo del baño. Cuando al fin logre preguntarle me dijo que la foto no tenía nada que ver, que quizá fuera de alguno de los empleados del hotel. De la nota no tenía la menor idea. Por algunas semanas esto me tuvo inquieto casi al punto de no poder conciliar el sueño, cuando en uno de esos resquicios que se abren de pronto en la memoria lo recordé: la letra era de mi madre, por aquellos días me había encargado llevar a revelar un rollo de su último viaje, se entiende que confiaba en su hijo fotógrafo, pero el resultado de las fotos fue deplorable. Por supuesto aun soy culpable de las fallas de su cámara.